jueves, 2 de julio de 2009

CARTA A MIS AMIGOS

Queridos Lucita y Gelo:


Cuando se muere un hijo se muere un sueño, es un sentimiento único, doloroso e indescriptible el cual perdurará por siempre como el mismo hecho de haber dado vida a ese ser. Tiene que ser el acontecimiento más trágico y más difícil de entender, una crueldad total que la vida termine cuando todavía queda mucho para vivir y seguir adelante.

Que os puedo decir?, que vuestros oídos estén atentos para atender el dolor del otro, la tristeza, la rabia, la decepción, la frustración, la soledad y todos los demás sentimientos que os acompañarán pero tened la certeza de que no estará físicamente pero siempre vivirá en vuestro corazón.

Un día oí en la televisión (no recuerdo a quien) que la muerte de un hijo es como si te arrancaran a lo vivo un brazo y una pierna, que es algo que uno mismo no puede explicarse como puede resistir tanto dolor y después aprendes a vivir al igual que lo harías sin el brazo y sin la pierna, pero siempre te harán falta y siempre los echarás de menos.

Quería escribir esto antes pero realmente no se que decir y todo va a quedar triste y feo, las palabras se vacían, no consigo expresar los sentimientos. Lo que quisiera es estar con vosotros y daros solo un abrazo sentido que os pueda ayudar a desahogaros y aliviar la angustia.

La culpa no es de nadie, solo de la vida que es así de injusta.
Gelo, Lucita, tía Rosalía, tía Amparo, Pedro, a toda la familia y a todos los amigos que han querido y sentido a Ángel Manuel un abrazo muy fuerte.

Moncho Abella

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